Enfilan sus cañones opositores a gasoducto
En el centro urbano de Adjuntas resonó el clamor de cientos de ciudadanos
que condenan la instalación del gasoducto en la Isla.

miércoles, 18 de agosto de 2010
Darisabel Texidor Guadalupe / Primera Hora

Adjuntas. Cientos de personas, entre ellos miembros de grupos ambientalistas, comunitarios y estudiantes, marcharon con pancartas por varias calles del centro urbano de Adjuntas para expresar su oposición al proyecto Vía Verde que propone la construcción del gasoducto.

“Esto es un crimen ambiental y no permitiremos que dañen nuestros recursos naturales”, dijo Alexis Massol, director de Casa Pueblo.

Éste explicó que la ruta de 146 kilómetros de largo afectará más de 1,500 cuerdas de bosques, importantes cuerpos de agua, cuerdas de terreno dedicadas a la agricultura, así como a más de 22,854 familias de 51 comunidades de la Isla.

“A esto el Gobierno le llama la Vía Verde y después dicen que eso es seguro”, señaló Massol, al reiterar con firmeza que por Adjuntas “ese tubo no pasa”.

 

 

Igualmente, destacó que el supuesto ahorro en el bolsillo de los puertorriqueños es un engaño más, ya que el uso de gas natural para producir energía sólo equivale a un ahorro en combustible de 18 por ciento. Además indicó que el ahorro que el Gobierno promete no se verá en las facturas porque el dinero se diluirá en el pago de la deuda de la construcción del proyecto, la conversión de las plantas de petróleo a gas natural y los costos de operación y mantenimiento.
Un experto biogeógrafo, un microbiólogo y un ingeniero eléctrico explicaron al público los problemas del gasoducto y las posibles alternativas que podría adoptar el gobierno para buscar otras fuentes de energía que no afecten las comunidades ni la naturaleza.

“Casa Pueblo demanda y exige detener inmediatamente los planes de construcción y los gastos de relaciones públicas engañosas”, mencionó el microbiólogo Arturo Massol.

Éste presentó como alternativa el uso de energía fotovoltaica, la que si se utiliza en el 65 por ciento de los techos residenciales del país podría generar toda la energía eléctrica que Puerto Rico necesita.

“No se trata de llenar los montes de paneles solares, sino utilizar las mismas edificaciones del Gobierno”, informó Massol. Además dijo que la energía del sol es gratis, sin riesgos de explosividad, no genera gases que contaminan, ruidos o daños al paisaje.

Argumentó también que se debe crear una especie de alianza público-privada, pero con el pueblo para que el Gobierno ayude a las familias a poder tener un sistema de energía fotovoltaica.

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